Hoy, 8 de diciembre, la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. En virtud de ello, los católicos celebramos el designio de Dios según el cual la Madre de Jesús fue preservada del pecado original desde el momento mismo de su concepción, es decir, desde el inicio de su vida humana. Que María haya sido concebida sin pecado es algo que puede entenderse dentro del plan divino de salvación. La Inmaculada Concepción de María constituye un dogma de fe y, por lo tanto, todo católico debe creer y defender dicha convicción, preservada en el corazón mismo de la Iglesia.
Reflexión Para La Misa De Hoy: Dia De La Solemnidad de Nuestra Inmaculada Concepcion de Maria,
Hoy nos llena de alegría el recordar y celebrar a María Virgen en su advocación de la Inmaculada Concepción. Es una fiesta en la que sobresalen tantas cosas, tantas virtudes, tantas gracias, tantas bellezas, pero en este jardín de cosas hermosas que trae la Inmaculada veamos y recalquemos la esperanza.
En esta fiesta, no solo celebramos lo que María fue y es, sino también lo que nosotros seremos. Somos llamados a ser santos e inmaculados por el amor y así como Dios guardó del pecado original a Maria, así también nos liberará venciendo el pecado en nosotros.
Celebramos la salvación de Dios en ella, pues Dios no solo salva a unos levantándolos sino también salva a otros no dejándolos caer. No solo estamos saludando la santidad de María en el pasado sino estamos saludando nuestra santidad en el futuro pues esta fiesta no solo se queda mirando al ayer sino mira y nos lanza hacia el mañana junto a Dios y en este sentido es una fiesta en la esperanza.
Somos llamados en la esperanza a celebrar lo que Dios quiere celebrar en nuestras vidas. Esta fiesta nos invita a la ternura, para que nuestro corazón tenga la capacidad de sentir, de buscar el camino de la sanación interior; ternura que es la puerta para la compasión, para la misericordia, para el amor y para el abrazo al hermano.
Recordar a María en su Inmaculada Concepción es recordarla en su corazón frágil que fue amado, revestido de la fortaleza de Dios y que fue defendido por él. Pidamos a María Santa e Inmaculada que nos lleve por el camino de la pureza y que nos ayude a recuperar nuestra esperanza cristiana a la que somos llamados.
Por eso digamos: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Oh Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre Mía sin tu santa bendición. Amén !
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