Dos hombres hechos a la imagen del gran San Pablo, San Timoteo y San Tito
Los dos fueron ordenados obispos. El uno era judío, el discípulo amado del Apóstol; el otro nació pagano y fue engendrado a la fe por San Pablo.
Tras la fiesta de la conversión del Apóstol Pablo, hoy celebramos la fiesta de San Timoteo y San Tito, sus discípulos.
San Timoteo,
El discípulo amado de San Pablo, se cree que nace en Listra de Licaonia. Su buen natural, hace que San Pablo lo tome por compañero para sustituir a Bernabé.
Hijo de judía, hizo que se circuncidara para facilitar el apostolado con los judíos. Recordemos que fue el propio San Pablo el que enfrentó a San Pedro sobre no poner cargas pesadas de la antigua ley a los cristianos provenientes de la gentilidad. Pero en ese gesto se ve la prudencia del Apóstol, como bien lo señala el Crisóstomo. También se alaba la obediencia de San Timoteo, que cumplió sin chistar la orden.
Cuando una de las incipientes comunidades cristianas se encontraba en dificultades, era con frecuencia a San Timoteo a quien enviaba el Apóstol para animarlas.
San Pablo lo hizo obispo, y parece que estuvo encargado de todas las comunidades cristianas de Asia. Varias fuentes hablan de San Timoteo como el primer obispo de Efeso, antes de la llegada de San Juan.
En su segunda carta a Timoteo, desde Roma, San Pablo le pide que vaya a verlo antes de su muerte. En esa Carta, uno de los libros canónicos, se ve el gran afecto de San Pablo por su discípulo.
Algunos creen que fue martirizado por manifestar a los paganos su oposición a sus ceremonias. Hay pruebas de la existencia de las reliquias de San Timoteo, llevadas a Constantinopla durante el reinado de Constancio.
San Tito
Se desconoce el lugar de nacimiento de San Tito. Se sabe que nació pagano, y parece que debe su conversión al Apóstol Pablo, quien lo llamaba su ‘hijo en Cristo’.
San Pablo lo empleaba como su secretario. El Apóstol elogia su celo por sus hermanos, y manifiesta que descansaba contemplando la virtud de Tito.
Acompañó a San Pablo al Concilio de Jerusalén donde se debatió lo de la imposición de ritos mosaicos a los conversos paganos.
Aunque permitió la circuncisión de Timoteo, San Pablo no quiso que ocurriera lo mismo con Tito, dejando claro que las ceremonias prescritas por la ley mosaica quedaban abolidas con la ley de la gracia de Jesucristo.
Fue embajador de San Pablo para solucionar problemas de la Iglesia de Corinto.
Yendo con San Pablo a evangelizar en la isla de Creta, pero siendo requerido el Apóstol en otras labores, consagró ahí obispo a Tito, y lo dejó encargado de terminar su trabajo apostólico. Pero después lo requirió en otro lugar, y envió un reemplazo.
En la carta donde daba estas instrucciones, la Carta canónica a Tito, San Pablo le manda que ordene presbíteros para todas las ciudades de la isla, le daba consejos para tratar con su rebaño, resume las cualidades que debe tener un obispo, y se cree que lo que ahí consigna el Apóstol es el dibujo de la figura que está viendo en Tito.
Después de vivir en Dalmacia, San Tito retorna a Creta, y después de una vida santa muere en edad avanzada. Allí siempre se le ha considerado como el primer obispo de esa sede.
Con información de El Testigo Fiel
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